Lo tienes todo: un buen trabajo, una casa segura y seres queridos que te apoyan. Deberías ser feliz, pero no lo eres. ¿Qué podría estar fallando?
Pues potencialmente, muchas cosas. Nadie es inmune a la infelicidad, y la verdadera felicidad requiere de cierta introspección. Pero te lo debes a ti mismo y a las personas que te rodean. Así que si piensas “lo tengo todo y no soy feliz”, a continuación tienes algunas causas posibles.
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¿Por qué lo tengo todo y no soy feliz?
Puedes sentirte seguro pero insatisfecho
Tenerlo todo no implica necesariamente que te sientas satisfecho como ser humano. De hecho, es posible que en tu día a día no tengas ningún propósito específico. Eso se debe a que tener éxito no responde a la cuestión de por qué haces las cosas.
De esta forma, si no te mueve un propósito específico es posible que sigas siendo infeliz. Y la forma de evitarlo consiste en ser apasionado con tu vida y tener una idea clara sobre quién eres.
Compréndete a ti mismo
Es posible que tengas que profundizar para llegar a entender cuál es tu personalidad y qué es lo que quieres en la vida. Para empezar, debes decidir si te sientes cómodo con las perspectivas de tu profesión para los próximos años.
Además, deberías abandonar las aficiones que no merezcan la pena y priorizar las que mejor se adapten a ti. Y también deberías abrirte en relación a tus aspiraciones cuando estés con tu familia y tus amigos.
Haz cambios
Ser consciente de lo que quieres supone una ventaja significativa. Una vez que lo sepas, no tendrás más que crear un espacio en el que poder entrar para cambiar tu forma de ser. No dudes en pasar a la acción si quieres dejar de perder tu tiempo en una vida que en realidad no te gusta.
Te importa impresionar a la gente
Desde la niñez, la gente dedica un montón de tiempo a tratar de impresionar a otras personas. Así que si te preguntas “¿por qué lo tengo todo y no soy feliz?”, es posible que se deba a que sientes la necesidad de impresionar a los demás.
En concreto, el hecho de que haya otras personas a las que les guste tu ropa elegante, tu coche o tu casa no implica que vayan a estar ahí cuando las necesites. Se trata de una especie de felicidad frágil que hará que te sientas inseguro y amargado cuando no recibas la atención que crees que mereces.
Impresionar a la gente no merece la pena.
Cuando anhelas la admiración de los demás resulta difícil valorar todo lo bueno que tienes.
Centrarte en los intereses de otras personas en lugar de hacerlo en tu felicidad te provocará un estrés que no necesitas. Por ejemplo, se ha demostrado que comprar cosas para impresionar a los demás tiende a anular la satisfacción que te produce la propia compra.
Busca un tipo de felicidad más saludable
Lo mejor es que no busques continuamente la validación de los demás. Así que aprovecha lo que ya tienes. Si te estás planteando hacer un gasto para impresionar a otras personas, ahorra ese dinero para algo importante.
Alégrate de sentirte satisfecho contigo mismo y refuerza los vínculos que ya tienes con otras personas para asegurarte la felicidad de ser amado.
Debes practicar más la gratitud
Es posible que suene duro decirlo, pero tienes que intentar ser más agradecido por todo lo que tienes. De hecho, si realmente crees que lo tienes todo, entonces debes disfrutar de ello y recordarte lo afortunado que eres.
Por contra, hay personas que se sienten decepcionadas con sus vidas aparentemente satisfactorias, que piensan “lo tengo todo y no soy feliz”, y que tratan de llenar su vacío comprando más cosas sin saber lo que están haciendo en realidad.
Devuelve algo al mundo
Así que la mejor forma de evitar esa sensación consiste en devolver algo al mundo desde tu posición privilegiada. Muestra tu gratitud con entusiasmo y elogia a otras personas.
Contribuye a causas benéficas. Pero también es importante que te sientas orgulloso de ti mismo y que te sigan interesando tus logros. Al fin y al cabo, si lo tienes todo no hay ningún motivo para no ser optimista.
Siéntete agradecido por tus logros
De vez en cuando, dedica algo de tiempo a sentirte agradecido por las decisiones que te permitieron alcanzar el éxito. ¿Cómo afecta todo eso a tus perspectivas sobre el futuro?
Reflexiona acerca de tus deseos sobre lo que podrías hacer a continuación y piensa de forma positiva en el impacto que tienes en el mundo.
Aprende a valorar tus objetivos y tus logros
El hecho de que lo tengas todo no implica que no puedas trabajar para alcanzar otros objetivos. Dejando a un lado el lujo, no es nada agradable estancarte como persona y sentir “lo tengo todo y no soy feliz”. Así que ponte retos y entusiásmate con probar cosas nuevas.
Establece nuevos objetivos
Debes fijarte objetivos que te resulten divertidos en lugar de ser meras tareas que tachar de una lista. Prepara comida que no se te dé bien, aprende un nuevo idioma y esfuérzate para tratar de ser la mejor persona que puedas.
Es posible que te sientas intimidado por todo esto, pero lo mejor es que intentes perseguir poco a poco aquello que te falta en la vida. Porque aunque no lo parezca, los pasos pequeños también pueden llegar a tener un impacto enorme.
Celebra tus logros
Tu estado mental mejorará si hay celebraciones que anheles. Si en tu vida tienes todo lo que necesitas, es buena idea reunir a la gente que te importa y celebrarlo.
Haz que los aniversarios y los cumpleaños se basen más en el tiempo de calidad que en los regalos, para que así puedas tener un estado de ánimo que te permita valorar más las cosas. Al igual que ocurre con los propios logros, estas celebraciones suponen umbrales de crecimiento que nos demuestran lo lejos que hemos llegado.
Estás limitado por la rutina
Una vida en la que lo tienes todo es segura, por lo que es fácil que llegues a sentirte inquieto y aburrido. Esto es especialmente cierto si sigues una rutina estricta en la que carezcas de la diversión de la espontaneidad.
Y es que resulta difícil sentirte satisfecho por una vida de prosperidad cuando tienes que seguir un horario estricto con el que siempre haces lo mismo.
En esas circunstancias, es normal que te preguntes “¿por qué lo tengo todo y no soy feliz?”.
Así que de vez en cuando piensa en algo interesante que hacer. Completa las tareas en un orden distinto o levántate a otra hora.
Comprueba lo rápido que puedes hacer una tarea cotidiana concreta.
En la vida es necesario cierto orden, porque las personas más felices han desarrollado hábitos que les permiten mantener su buen estado de ánimo todos los días. Sin embargo, tienes que aprender a ser más espontáneo. Eso sí, sin llegar a volverte loco.
En este sentido, es bueno que tu cerebro se enfrente a situaciones distintas para poder mantener la agudeza mental.
No dedicas tiempo a relajarte
Incluso si tienes una buena vida, es posible que te la pases corriendo sin descanso entre una cosa y la siguiente.
Pero si sigues así, entre el trabajo, las tareas domésticas y el tiempo que pases con tus hijos y tu pareja, acabarás agotado y lamentándote pensando cosas como “lo tengo todo y no soy feliz”. Así que lo mejor es tener algo de tiempo para reflexionar sobre la vida y disfrutar de lo que te gusta.
Libérate y dedícate algo de tiempo de calidad
Si no te dedicas algo de tiempo a ti mismo, es posible que te termines desviando de la persona que eres en realidad. Así que reserva tiempo para comer, meditar, respirar aire fresco y sentirte libre
De hecho, los estudios realizados al respecto demuestran que algo tan sencillo como dar un paseo puede llegar a ser bastante beneficioso. Estos descansos mentales son esenciales para mejorar la concentración y controlar el estrés.
Descansa y recupérate
El hábito saludable de descansar y recuperarte te permitirá recordar cosas positivas, aceptar tu vida y comprometerte de nuevo para trabajar duro.
Si te tratas bien a ti mismo serás una máquina bien engrasada y podrás disfrutar de la vida que te has labrado. Resulta impresionante comprobar cómo estos pequeños descansos pueden tener un efecto tan agradable en el cuerpo y en la mente.
No estás en contacto con tus emociones
Las emociones son lo que nos mueve, así que hay que estar muy atento a ellas. De hecho, una buena vida puede verse perjudicada por un estado emocional indeseable.
Las necesidades básicas insatisfechas no evitarán que te vuelvas un cínico. No deberías vivir la vida en piloto automático distanciándote de lo que ocurre a tu alrededor. Y aunque puedas satisfacer tus necesidades, sigue quedando la cuestión de cómo ser una persona agradable.
Estate disponible para otras personas
Estar disponible desde el punto de vista emocional te convierte en un activo para tus seres queridos. Pero eso no será posible si dejas que se acumulen tus sentimientos de frustración, desinterés e ineficiencia.
Así que perfecciona tu empatía y mantén conversaciones regulares con quienes están cerca de ti.
Entender a los demás puede ayudarte a que te entiendas a ti mismo. Si hay algo que te molesta, no lo ocultes. Debes recurrir a la introspección para saber por qué te sientes como lo haces. Al mismo tiempo, tienes que escuchar a los demás para poder mantener una atmósfera positiva.
Aprende a disfrutar de los pequeños placeres
Se suele pensar que la felicidad duradera se pone de manifiesto a través de indicadores obvios, como el matrimonio o los hijos.
Además, hay personas que ansían la satisfacción por cosas especialmente llamativas. Sin embargo, la realidad es que puedes dedicar un montón de tiempo a perseguir la riqueza material sin llegar a ser feliz.
Así que no te dediques a buscar la felicidad como si fuera un objetivo. Acumular un montón de pertenencias puede llegar a ser destructivo y hacer que termines planteándote la pregunta que nos ocupa: ¿por qué lo tengo todo y no soy feliz? Por lo tanto, recuerda que la felicidad es un estado mental, no un destino.
Pisa el freno y date cuenta del mundo que te rodea
En vez de eso, tómate las cosas con más calma y empápate del mundo que hay a tu alrededor. Descubre los placeres más sencillos de la vida.
De hecho, si sabemos dónde mirar, todos los días pasan cosas fascinantes a nuestro alrededor. Esas cosas pueden llenarte de asombro y humildad. Porque la realidad es que en la vida hay mucho que valorar.
Date el gusto de disfrutar con las cosas pequeñas
Date un baño relajante con burbujas, pasea entre el rocío de la mañana, termina tu entrenamiento con una ducha caliente, explora rutas en bicicleta en las noches veraniegas, dale un mordisco a una fruta jugosa, tómate un chocolate caliente delante de la chimenea, baila al ritmo de tu música favorita, etc.
Sea cual sea la actividad, haz que sea todavía mejor pensando de forma positiva por haber gastado bien tu tiempo.
Piensas demasiado en lugar de vivir
Tenerlo todo no cambia la naturaleza destructiva de pensar en exceso. Tienes que relajar tu mente y vivir el momento actual. Dar demasiadas vueltas a las cosas suele ser una respuesta frente a la ansiedad, pero también puede conducir a ella. De hecho, es más peligroso de lo que crees.
En concreto, un estudio llegó a la conclusión de que pensar demasiado se asocia con los primeros síntomas de la depresión, y también está relacionado con psicopatologías como comer y beber en exceso, o autolesionarse.
Para evitar estos problemas debes abrirte a otras personas sobre lo que te inquieta. Y si empiezas a desconectar y a darle demasiadas vueltas a algo, pregúntate qué es lo que inquieta y cuál es el origen de ese problema.
Las fuentes de negatividad te hunden
En el mundo hay un montón de negatividad. A veces, cuando las personas se sienten mal empiezan a tener pensamientos negativos que les provocan una depresión que puede llegar a durar varios días.
Otras veces todo te va bien en la vida, pero las distintas fuentes de negatividad lo echan todo a perder. Esa negatividad no se puede eliminar, pero deberías afrontarla de forma saludable.
Ponte firme
Si pasas tiempo con gente que arruina tu estado de ánimo, en tu cabeza podrían surgir emociones negativas que harán que te resulte más difícil dormir y concentrarte.
A veces, tus amigos se quejan continuamente compadeciéndose de sí mismos y contagiándote sus problemas en lugar de hacer algo constructivo.
Por lo tanto, debes ponerte firme con las personas que te estresan. Para ello puedes distanciarte de ellas o explicarles soluciones concretas a sus problemas.
La mentalidad correcta
Recurre al pensamiento positivo para animarte, incluso si no crees en ello. Dedica tiempo a las cosas que te gustan, incluso si tienes miedo de que tu estado de ánimo te impida disfrutar de ellas.
Tus aficiones e intereses te permitirán crear buenos recuerdos que perdurarán durante semanas y te proporcionarán una sensación catártica de logro.
Conclusión final
No existe una única solución para todos los problemas. Cada persona es distinta y sufre diferentes combinaciones de factores.
Sin embargo, todo el mundo tiene la capacidad de luchar contra su infelicidad. Así que no te resignes. Tanto tú como tus seres queridos merecéis la pena y creceréis al superar los obstáculos que os surjan.