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¿Qué hacer cuando siento que no quiero seguir con mi vida?

Si alguna vez te has sentido con ganas de tirar la toalla en la vida, no eres el único. Algunos de los motivos por los que alguien puede sentirse así incluyen ciertos problemas de salud, sucesos inesperados, épocas difíciles que se alargan demasiado o, simplemente, pensar que la vida no ha resultado como te esperabas.

Aunque no es raro sentirse de esta forma en tiempos especialmente difíciles, se trata de una situación que tanto tú como tus seres queridos debéis tomaros muy en serio.

Las ganas de rendirte en la vida pueden ser temporales, pero también pueden ser precursoras del suicidio.

Así que si piensas “no quiero seguir con mi vida”, es importante que te pongas en contacto con un teléfono de ayuda, con un médico, un trabajador social, un sacerdote, un profesor, un amigo o un miembro de tu familia.

Con el apoyo y el tratamiento adecuados, podrás recuperar tu voluntad de vivir.

Entendiendo los pensamientos suicidas

chico deprimido sentado en un parque

Un error habitual con respecto a las ideas suicidas es que sólo implican dar pasos para acabar con la vida. Eso es lo que se conoce como pensamiento suicida activo, pero no es el único tipo.

Además, una persona también puede experimentar pensamientos suicidas pasivos, que implica tener ganas de morir o de tirar la toalla en la vida pero sin llegar a tener planes concretos para morir mediante el suicidio.

Los pensamientos suicidas pasivos no deberían tomarse a la ligera, porque las personas que han perdido la voluntad de vivir podrían empezar a contemplar de forma activa el suicidio e idear un plan para quitarse la vida en lugar de esperar la muerte por un accidente o de no querer despertarse de nuevo.

Entre los síntomas de los pensamientos suicidas se incluyen distintos comportamientos:

    • Obsesión por la muerte
    • Regalar pertenencias
    • Hablar sobre el suicidio o arrepentirse de haber nacido
    • Tener sentimientos de desesperanza
    • Despedirse de otras personas
    • Conseguir armas, pastillas u otros elementos para terminar con la propia vida
    • Consumo de drogas y otras formas de autolesión
    • Aislarse del resto del mundo
    • Cambios en el estado de ánimo y en la personalidad
    • Cambios en las rutinas diarias
    • Poner los asuntos personales en orden sin motivo aparente

¿De dónde surgen esos sentimientos?

chica deprimida en balcón

Muchas personas piensan “no quiero seguir con mi vida” porque tienen problemas para gestionar o acabar con el dolor emocional y mental.

Cada persona tiene una experiencia diferente, por lo que es importante percatarse cuando los pensamientos suicidas pasivos puedan ser peligrosos para tu seguridad.

Así que debes analizar los sentimientos que hay detrás de esas ideas. De hecho, comprenderlo puede ayudarte a gestionar esos pensamientos y a evitar que sufras una crisis.

En concreto, debes fijarte si te sientes de alguna de estas formas:

    • Sin esperanza: en los peores momentos, tu mente puede verse dominada por ideas que evitarán que te sientas con esperanza. En concreto, te sentirás como si tuvieras visión de túnel. Así que intenta recordar cosas (grandes o pequeñas) que hicieron que sintieras esperanza en el pasado. ¿Conseguiste algo que te hiciera sentirte orgulloso, aunque fuera algo pequeño? ¿Tienes alguna foto que te haga sonreír (de amigos, familiares o animales adorables)?
    • Agotado: es posible que la vida te haya lanzado tantas cosas que sientas que no tienes energía para seguir adelante. Y no pasa nada por querer tomarte un descanso temporal de la realidad. Pero la clave es que sea temporal. De hecho, dedicarte algo de tiempo a ti mismo es algo altruista, ya que cuando te cuides tendrás más energía para dársela a los demás.
    • Afligido: ¿hace poco que has perdido a alguien o algo que era una parte importante de tu vida? Afrontar la pérdida y el duelo es muy difícil. Como seguramente habrás oído, el duelo es un proceso que requiere cierto tiempo hasta que te sientas mejor.
    • Sin rumbo: es posible que tu vida te parezca un callejón sin salida. Y aunque no pasa nada por sentirse así, debes recordar que suele ser un sentimiento temporal. Si por la mañana te levantas sin un objetivo específico, debes establecer un propósito para el día. Podría ser algo tan sencillo como tomarte un baño relajante o preparar una comida sana. Debes ir día a día, o incluso hora a hora.
    • Imprudente: existe la posibilidad de que dejes de darle importancia a las cosas que te mantienen a salvo (como los cinturones de seguridad). ¿Te pones continuamente en peligro, tanto si es de forma intencionada como accidental? Piensa en la manera en que tus pensamientos y sensaciones puedan estar afectando a tu comportamiento.
    • Preocupado por decepcionar a otros: sentirse una carga para otros es algo habitual entre las personas que tienen problemas con su salud mental. Sin embargo, no hace falta que te enfrentes solo a esos sentimientos, sobre todo si piensas cosas como “no quiero seguir con mi vida”. Así que intenta rodearte de personas que te apoyen. A veces, mantener una conversación con tus seres queridos puede ser de ayuda. De hecho, solemos ser más duros con nosotros mismos que los demás.

Asimila la situación

Deprimida y sentada en un puente

Date cierto tiempo para lamentarte por aquello que has perdido. En concreto, perder una relación, un sueño o un sistema de creencias puede hacer que pases una época difícil. Por lo tanto, debes permitirte a ti mismo sentirte triste por lo ocurrido.

Por otro lado, a veces tienes que lamentarte por tus expectativas. En este sentido, es posible que tu vida ya no sea como pensabas que sería o que debería ser. Pero la verdad es que la mayoría de las personas no tienen la vida que se esperaban.

Sin embargo, con el tiempo puedes llegar a aprender a recoger los trozos y crear algo por lo que merezca la pena vivir.

Las personas son increíblemente resilientes, por lo que somos capaces de recuperarnos de cosas para las que nunca habríamos pensado que tendríamos la fuerza necesaria.

Recoge los trozos

Sentado en el sofá reflexionando

¿Cómo puedes recuperar tu vida tras terminar el duelo? Pues para empezar, a continuación tienes algunas preguntas que puedes plantearte:

    • ¿Qué es lo que te queda? Puede sonar algo trillado, pero tomarte tu tiempo para pensar en lo que sigues teniendo y sentirte agradecido por ello puede llegar a tener un impacto positivo en tu salud mental.
    • ¿A qué te puedes aferrar? Es posible que te hayas definido en términos de algo que hayas perdido. Esta situación puede llegar a ser muy confusa y hacer que llegues a plantearte cosas como “no quiero seguir con mi vida”. Pero sin importar lo que hayas perdido, en tu vida hay más cosas. En concreto, ¿qué es lo que hace que sigas siendo quien eres?
    • ¿Qué te hace sentir bien? ¿Con qué disfrutas? ¿Qué te gustaría hacer, ver, oír, saborear y experimentar durante más tiempo? Tómate un momento para cuidar de ti mismo. Y empieza por cosas pequeñas que estén a tu alcance.
    • ¿Qué has aprendido? Las personas crecemos a base de cometer errores (incluso si son realmente grandes). Nadie ha alcanzado el éxito sin cometer ningún error. Tanto si vas a probar de nuevo las mismas cosas como si quieres perseguir un nuevo objetivo, ahora podrás afrontarlo con más experiencia y conocimientos que antes.

Qué hacer cuando tienes ganas de tirar la toalla

chica con mente alterada

Si te estás planteando cosas como “no quiero seguir con mi vida”, la buena noticia es que hay una serie de pasos concretos que puedes dar para cambiar tu situación.

De hecho, existe una ciencia de la felicidad, por lo que no todo depende del destino. Así que cuando tengas ganas de dejarlo todo, puedes reprogramar tu mente para conseguir tus objetivos, sean cuales sean.

Cambia tu psicología

Tu aspecto indica cómo te sientes. Suena demasiado sencillo, ¿verdad? Sin embargo, para resetear tu estado de ánimo debes empezar por ponerte erguido, echando los hombros hacia atrás y respirando profundamente.

¿Te sientes irritado o triste? Pues sonríe.

Tu cuerpo puede llegar a engañar a tu mente, y eso te permitirá modificar tu estado de ánimo.

Por otro lado, el ejercicio también es una forma de cambiar tu estado mental con una eficacia probada.

En concreto, la ciencia ha demostrado una y otra vez los beneficios del ejercicio: desde reducir la depresión hasta disminuir el riesgo de sufrir demencia.

Sin embargo, no hace falta que sea algo que temas hacer a diario.

Puede ser algo tan sencillo como pasear al perro o practicar yoga en tu casa.

Montando en bici con perro

El mejor ejercicio que puedes hacer es algo que disfrutes haciendo. De esta manera, podrás incorporarlo a tu rutina para disfrutar de todos los beneficios que aportará a tu salud mental.

Cuida tu cuerpo y tu mente

Cuando piensas en tirar la toalla no estás pensando en cuidar de ti mismo. Sin embargo, cuidar de tu cuerpo es algo más que tener un buen aspecto. Lo más importante es sentirte bien, no sólo contigo mismo, sino también con el resto del mundo.

Para empezar, cuando no alimentas a tu cuerpo se nota: tienes problemas para concentrarte y te sientes al mismo tiempo hambriento y furioso.

Además, tienes menos energía y las tareas cotidianas hacen que quieras rendirte y volver a la cama.

Los alimentos que comes son el combustible de tu cuerpo, pero también de tu mente.

Alimentar bien a tu cuerpo puede cambiar tu mentalidad por completo.

Tener energía te permite disponer de la vitalidad y la capacidad necesarias para conseguir tus objetivos.

plato con vegetales

En este sentido, seguir una dieta alcalina resulta clave para tener un cuerpo y una mente más saludables.

Este tipo de dieta consiste en equilibrar los alimentos ácidos que ingieres (como el café, los productos lácteos, el azúcar y el alcohol) con otros alcalinos (como las verduras de hoja verde, los cereales integrales y los frutos secos).

Practica la gratitud

Escribiendo thank you

El acto de dar las gracias puede hacer que te sientas más feliz. De hecho, los estudios realizados al respecto han descubierto que practicar la gratitud disminuye la depresión y las emociones negativas, como la envidia y el resentimiento.

Sin embargo, cuando piensas cosas como “no quiero seguir con mi vida”, adoptar este tipo de actitud no siempre resulta fácil. Todos somos humanos, y como tales tendemos a quedar atrapados en patrones de pensamiento que pueden ser difíciles de superar.

Así que si te preguntas qué hacer cuando te apetece rendirte, puedes empezar por practicar la gratitud mediante rituales matutinos, como escribir un diario de gratitud o repetir mantras.

Para ello debes mirar a tu alrededor o cerrar los ojos y pensar en todas las cosas por las que te sientes agradecido. Tomarte tu tiempo para dar las gracias puede resultar transformador, y además no te costará mucho.

Cambia tus palabras

mujer,pensamientos y palabras

Nuestras creencias dan forma a nuestro mundo, y nuestros pensamientos son extensiones de esas creencias. De esta manera, las palabras que elegimos pueden tener un impacto en nuestras emociones y en nuestra percepción de la realidad.

Cuando piensas cosas como “no quiero seguir con mi vida” o “estoy cansado de todo”, esos pensamientos se convierten en tu realidad, sin importar si son ciertos o no.

Y tampoco importará lo que te puedan decir los demás: empezarás a creer que nunca podrás conseguir lo que deseas, por lo que preferirás rendirte desde el primer momento.

Cuando cambies tus palabras, podrás cambiar tu vida. Así que debes poner en cuestión los pensamientos negativos que te rondan la cabeza.

¿Sabes con total seguridad que son ciertos? ¿Qué ocurre cuando crees en esas ideas? ¿Quién podrías ser sin esos pensamientos? Pues probablemente serías una persona más feliz y satisfecha.

Mejora tus relaciones

sintiéndose querida

La persona que eres depende de quienes te rodean. Por lo tanto, tienes que asegurarte de estar rodeado por personas que te quieran y te apoyen.

Hasta los humanos más individualistas son animales sociales, por lo que el aislamiento puede contribuir en gran medida a que quieras tirar la toalla. Y cuando incorporas las redes sociales a la mezcla, puedes llegar a sentirte todavía más desconectado.

Para evitarlo, puedes pedirle a tu pareja que se una a tu rutina de ejercicio, como salir a dar un paseo o a montar en bicicleta. ¿No tienes pareja?

Pues aprende una nueva habilidad que implique ser parte de un grupo. Por ejemplo, puedes asistir a clases de baile o de cocina.

Cuando tengas ganas de rendirte, te costará hacerte con la fuerza necesaria para superar los momentos difíciles.

Relaciones tóxicas

Debes fijarte en tus relaciones actuales.

El motivo es que puede resultar difícil cortar con las personas tóxicas.

Sin embargo, a medida que hagas nuevos amigos, te será más fácil decir adiós a las relaciones que hunden tu estado de ánimo.

Sin embargo, tienes que recordar que ni el éxito ni el fracaso se producen de un día para otro.

Son las pequeñas decisiones que tomas a lo largo del tiempo las que hacen que fracases o que tengas éxito. Por ello puedes detectar las señales que te llevan a querer rendirte en la vida, cambiar el camino que estás siguiendo y volver a conseguir tus objetivos.

Tú tienes el poder para lograrlo.

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