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La cultura del esfuerzo

Un ejemplo de éxito sin agotamiento

Eduardo Manchón cree que basta con trabajar 4 horas al día y dice que el éxito de un empresario puede depender en gran medida del dinero de su familia.

El esfuerzo como único ingrediente del éxito es un mito

El 30 de mayo de 2007, el español Eduardo Manchón se hizo famoso. Él y Joaquín Cuenca, amigos del instituto, vendieron su startup Panoramio a Google, convirtiéndose en los primeros españoles que realizaban una venta a un gigante tecnológico de ese tamaño. Con el tiempo, Manchón ha fundado varias startups y actualmente es el CEO de Mailtrack.

Para Manchón, la conquista de Google podría haberle permitido presumir de superación personal, de elevación social, de meritocracia y de la importancia de la cultura del esfuerzo. Pero no es así. De hecho, está en contra de todos estos lugares comunes y los rechaza sin miramientos. Para él, la suerte ha sido un factor clave en su éxito.

Y esa suerte, en el caso de muchos otros ganadores, puede provenir de su clase social, de la escuela a la que han ido, de los contactos o del dinero que tiene su familia.

En una entrevista concedida a El Confidencial, Manchón afirma que no cree en la cultura del esfuerzo porque «por mucho que te esfuerces, no todo está alineado para conseguir tus objetivos». Triunfar no depende completamente de ti, y en la parte que sí depende de ti, no todo se resuelve con más trabajo, sino con más eficacia o haciendo lo correcto.»

«He visto gente que ha trabajado mucho sin conseguir su objetivo y otra que, trabajando muy poco, le ha ido muy bien, bien porque tiene talento, porque ha tenido mucha suerte o porque se han alineado los planetas», dijo el español.

No es el más talentoso el que triunfa normalmente, sino el más privilegiado

Preguntado por el mito del esfuerzo como único ingrediente del éxito, el empresario afirma que «hay más cosas: el dinero, la familia, los contactos… pero todo se resume en la suerte. Porque el dinero que tienes depende de la familia donde has nacido, de los contactos, de la escuela a la que has ido, etc. Muchas de esas cosas son derechos de nacimiento.»

«Yo soy hijo de un albañil y de un obrero, y he tenido amigos muy brillantes, con premios de fin de carrera o becas de doctorado que, al ser de clase trabajadora y no tener acceso a esas cosas o tener suerte, no han podido llegar más lejos», dijo Manchón.

Añadió que «cuando tienes una familia con dinero, con negocios exitosos, que te lleva a una escuela cuyos compañeros serán gente bien conectada… será más fácil, mucha gente que triunfa viene de esos círculos. Y algunos son totalmente humildes y comprenden el papel que han desempeñado sus derechos de nacimiento, pero la mayoría tiende a mantener la narrativa de la cultura del esfuerzo porque eso es lo que siempre se les ha dicho.»

«Y pueden pensar ‘somos más listos porque hemos sabido lo que hay que hacer’, pero la realidad es que, si vienes de una familia así, esa familia te va a ayudar a ser más capaz que la de un albañil. Una profecía autocumplida.», sentenció Manchón.

Respecto a la narrativa basada en el esfuerzo, dijo que «tiene su lado positivo, pero no deja de ser una excusa para sentirse bien por trabajar demasiado y no poder conciliar con tu familia o hacer otras cosas. Creo que es suficiente con trabajar 4 horas al día.»

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