Un día, cuando mi hermano tenía 18 años, entró en el salón y nos anunció con orgullo a mi madre y a mí que un día sería presidente. Probablemente mi madre le dijo: «Qué bien, cariño», mientras yo estaba distraído con mi taza de ColaCao o algo así.
Pero durante quince años, este propósito informó todas las decisiones vitales de mi hermano: lo que estudiaba en la escuela, dónde elegía vivir, con quién se relacionaba e incluso qué hacía con muchas de sus vacaciones y fines de semana.
Después de casi media vida de trabajo, es presidente de un partido político y juez.
No me malinterpretes. Mi hermano es un fenómeno. Esto básicamente nunca ocurre.
La mayoría de nosotros no tenemos ni idea de lo que queremos hacer con nuestras vidas. Incluso después de terminar los estudios. Incluso después de conseguir un trabajo.
Incluso después de ganar dinero. Entre los 18 y los 25 años, cambié de aspiraciones profesionales más a menudo de lo que cambiaba de ropa interior. E incluso después de tener un negocio, tardé otros cuatro años en definir claramente lo que quería para mi vida.
Lo más probable es que tú seas más como yo y no tengas ni idea de lo que quieres hacer. Es una lucha por la que pasan casi todos los adultos.
«¿Qué quiero hacer con mi vida?». «¿Qué me apasiona?» «¿Qué es lo que no se me da fatal?» A menudo recibo correos electrónicos de personas de 40 y 50 años que aún no tienen ni idea de lo que quieren hacer consigo mismas.
Navega por el contenido
Que hacer con mi vida: test
Parte del problema es el propio concepto de «propósito vital». La idea de que cada uno de nosotros nació para algún propósito superior y que ahora es nuestra misión cósmica encontrarlo.
Es el mismo tipo de lógica de mierda que se utiliza para justificar cosas como los cristales espirituales o que tu número de la suerte es el 34 (pero sólo los martes o durante las lunas llenas).
Ésta es la verdad. Existimos en esta tierra durante un periodo de tiempo indeterminado. Durante ese tiempo hacemos cosas. Algunas de estas cosas son importantes. Otras no lo son.
Y esas cosas importantes dan sentido y felicidad a nuestras vidas. Las sin importancia, básicamente, sólo matan el tiempo.
Así que cuando la gente dice: «¿Qué debo hacer con mi vida?» o «¿Cuál es el propósito de mi vida?», lo que en realidad están preguntando es:
«¿Qué puedo hacer con mi tiempo que sea importante?».
Esta pregunta es infinitamente mejor. Es mucho más manejable y no tiene toda la carga ridícula que tiene la pregunta «propósito vital».
No hay razón para que estés contemplando la importancia cósmica de tu vida mientras estás sentado en el sofá todo el día comiendo Doritos.
Más bien, deberías mover el culo y descubrir qué es importante para ti.
Una de las preguntas más habituales que recibo por correo electrónico es la de la gente que me pregunta qué debería hacer con su vida, cuál es el «propósito de su vida».
Para mí es una pregunta imposible de responder.
Al fin y al cabo, por lo que yo sé, esa persona se dedica a tejer jerséis para gatitos o a filmar porno bondage gay en su sótano.
No tengo ni idea. ¿Quién soy yo para decir lo que está bien o lo que es importante para ellos?
Pero tras investigar un poco, he elaborado una serie de preguntas para ayudarte a averiguar por ti mismo qué es importante para ti y qué puede añadir más significado a tu vida.
Estas preguntas no son en absoluto exhaustivas ni definitivas. De hecho, son un poco ridículas. Pero las hice así porque descubrir el propósito de nuestras vidas debería ser algo divertido e interesante, no una tarea.
Así que si estás buscando el trabajo de tus sueños, pensando en empezar una segunda carrera o simplemente no quieres pasarte la vida preguntándote «qué pasaría si…», espero que encuentres algunas respuestas significativas a estas preguntas ridículas, pero que invitan a la reflexión.
¿Cuál es tu sabor favorito de bocadillo de mierda y viene con aceituna?
¿Qué bocadillo de mierda quieres comer? Porque al final, a todos nos sirven uno. Ah, sí. La importantísima pregunta. ¿Qué sabor de bocadillo de mierda quieres comer?
Porque ésta es la pequeña y asquerosa verdad sobre la vida que no te cuentan en los mítines del instituto:
Todo es una mierda, a veces.
Probablemente suene increíblemente pesimista. Pero en realidad creo que es una idea liberadora.
En última instancia, lo que determina nuestra capacidad para seguir con algo que nos importa es nuestra capacidad para manejar las malas rachas y superar los inevitables días malos.
Si quieres ser un brillante empresario tecnológico, pero no puedes soportar el fracaso, no llegarás lejos.
Si quieres ser un artista profesional, pero no estás dispuesto a ver tu trabajo rechazado cientos, si no miles de veces, entonces estás acabado antes de empezar.
Si quieres ser un abogado de primera, pero no soportas las semanas de 80 horas de trabajo, tengo malas noticias para ti.
Encontrar el propósito de tu vida implica comer uno o dos bocadillos de mierda
Todo implica sacrificio. Todo incluye algún tipo de coste.
Nada es placentero ni edificante todo el tiempo.
Así que la pregunta es: ¿Qué lucha o sacrificio estás dispuesto a tolerar?
¿Qué experiencias desagradables eres capaz de soportar? ¿Eres capaz de quedarte despierto toda la noche codificando? ¿Eres capaz de posponer 10 años la formación de una familia? ¿Eres capaz de que la gente se ría de ti una y otra vez hasta que lo hagas bien?
¿Qué bocadillo de mierda quieres comer? Porque a todos nos acaban sirviendo uno.
Y tu bocadillo de mierda favorito es tu ventaja competitiva. Por definición, cualquier cosa que estés dispuesto a hacer (que te guste hacer) y que la mayoría de la gente no esté dispuesta a hacer, te da una gran ventaja.
Así pues, encuentra tu bocadillo de mierda favorito. Y mejor elige uno con aceituna.
LA RESPUESTA A ESTA PREGUNTA TE DIRÁ:
- Qué luchas estás dispuesto a tolerar para conseguir lo que quieres.
- En qué serás probablemente mejor que otras personas
¿Qué hace que te olvides de comer?
Fíjate en las actividades que te mantienen despierto toda la noche, pero fíjate en los principios cognitivos que hay detrás de esas actividades que te entusiasman. Porque pueden aplicarse fácilmente en otros ámbitos.
Todos hemos tenido esa experiencia en la que nos enfrascamos tanto en algo que los minutos se convierten en horas y las horas en «Mierda, se me ha olvidado cenar».
Supuestamente, en sus mejores tiempos, la madre de Isaac Newton tenía que venir regularmente a recordarle que comiera porque se pasaba días enteros tan absorto en su trabajo que se le olvidaba.
Yo solía ser así con los videojuegos. Probablemente esto no era bueno. De hecho, durante muchos años fue un problema.
Me sentaba a jugar a videojuegos en lugar de hacer cosas más importantes, como estudiar para un examen, o ducharme regularmente, o hablar con otros seres humanos cara a cara.
No fue hasta que dejé los juegos cuando me di cuenta de que mi pasión no eran los juegos en sí (aunque me encantan).
Mi pasión es mejorar, ser bueno en algo e intentar mejorar.
Los juegos en sí -los gráficos, las historias- eran geniales, pero puedo vivir fácilmente sin ellos.
Es la competición con los demás y conmigo mismo lo que me apasiona.
Y cuando apliqué esa obsesión por la superación personal y la competición a mi propio negocio y a mi escritura, bueno, las cosas despegaron a lo grande.
Quizá para ti sea otra cosa. Quizá sea organizar las cosas con eficacia, o perderte en un mundo de fantasía, o enseñar algo a alguien, o resolver problemas técnicos.
Sea lo que sea, no te fijes sólo en las actividades que te mantienen despierto toda la noche, sino en los principios cognitivos que hay detrás de esas actividades que te cautivan.
Porque pueden aplicarse fácilmente en otros ámbitos.
LA RESPUESTA A ESTA PREGUNTA TE DIRÁ
- Lo que realmente disfrutas haciendo
- Qué otras actividades puedes consultar que también te gusten
¿Cómo puedes avergonzarte mejor?
Acepta la vergüenza. Sentirse tonto forma parte del camino para conseguir algo importante, algo significativo. Cuanto más te asuste una decisión importante de la vida, más probable es que necesites tomarla.
Antes de poder ser bueno en algo y hacer algo importante, primero tienes que ser pésimo en algo y no tener ni idea de lo que haces. Eso es bastante obvio.
Y para apestar en algo y no tener ni idea de lo que haces, debes avergonzarte a ti mismo de alguna forma, a menudo repetidamente. Y la mayoría de la gente intenta evitar avergonzarse a sí misma, sobre todo porque es un asco.
Ergo, debido a la propiedad transitiva de la genialidad, si evitas cualquier cosa que pueda avergonzarte potencialmente, nunca acabarás haciendo algo que te parezca importante.
Sí, parece que, una vez más, todo vuelve a la vulnerabilidad.
Ahora mismo, hay algo que quieres hacer, algo en lo que piensas, algo con lo que fantaseas, y sin embargo no lo haces. Tienes tus razones, sin duda. Y te repites esas razones hasta el infinito.
Pero, ¿Cuáles son esas razones? Porque puedo decirte ahora mismo que si esas razones se basan en lo que pensarían los demás, entonces te estás jodiendo a lo grande.
Las grandes cosas son, por su propia naturaleza, únicas y poco convencionales.
Por lo tanto, para conseguirlas, debemos ir en contra de la mentalidad de rebaño. Y hacer eso da miedo.
Si tus razones son algo así como: «No puedo montar un negocio porque pasar tiempo con mis hijos es más importante para mí», o «Jugar a StarCraft todo el día probablemente interferiría con mi música, y la música es más importante para mí», entonces vale. Me parece bien.
Pero si tus razones son: «Mis padres lo odiarían», o «Mis amigos se reirían de mí», o «Si fracasara, quedaría como un idiota», entonces lo más probable es que estés evitando algo que realmente te importa porque preocuparte por esa cosa es lo que te da miedo, no lo que piense mamá o lo que diga Juan el vecino.
Acepta la vergüenza. Sentirse tonto forma parte del camino para conseguir algo importante, algo significativo. Cuanto más te asuste una decisión vital importante, más probable es que necesites tomarla.
LA RESPUESTA A ESTA PREGUNTA TE LO DIRÁ:
- Lo que te asusta… por una buena razón
- Que deberías dejar de poner excusas de mierda y empezar a hacer algo
Si supieras que vas a morir dentro de un año, ¿Qué harías y cómo querrías que te recordaran?
En última instancia, la muerte es lo único que nos da perspectiva sobre el valor de nuestras vidas. Porque sólo imaginando tu no existencia puedes hacerte una idea de qué es lo más importante de tu existencia.
A la mayoría de nosotros no nos gusta pensar en la muerte. Nos asusta. Pero pensar en nuestra propia muerte tiene sorprendentemente muchas ventajas prácticas.
Una de esas ventajas es que nos obliga a centrarnos en lo que es realmente importante en nuestra vida y en lo que no es más que una frivolidad y una distracción.
Cuando estaba en la universidad, solía ir por ahí preguntando a la gente: «Si te quedara un año de vida, ¿Qué harías?». Como puedes imaginar, era un gran éxito en las fiestas.
Mucha gente daba respuestas vagas y aburridas. Casi me escupen unas cuantas copas encima. Pero hizo que la gente pensara realmente en su vida de otra manera y reevaluara cuáles eran sus prioridades.
¿Cuál va a ser tu legado? ¿Qué historias contará la gente cuando ya no estés? ¿Qué dirá tu esquela? ¿Hay algo que decir? Si no, ¿Qué te gustaría que dijera? ¿Cómo puedes empezar a trabajar hoy para conseguirlo?
Y de nuevo, si fantaseas con que tu obituario diga un montón de mierdas que impresionen a un montón de gente al azar, entonces, de nuevo, estás fracasando aquí.
Cuando la gente siente que no tiene sentido de la dirección, ni propósito en su vida, es porque no sabe lo que es importante para ella, no sabe cuáles son sus valores.
Y cuando no sabes cuáles son tus valores, básicamente estás adoptando los valores de otras personas y viviendo las prioridades de otras personas en lugar de las tuyas.
En última instancia, la muerte es lo único que nos da perspectiva sobre el valor de nuestras vidas.
Porque sólo imaginando tu no existencia puedes hacerte una idea de qué es lo más importante de tu existencia.
Esto es un billete de ida a las relaciones insanas y a la miseria final.
Descubrir tu «propósito» en la vida se reduce esencialmente a encontrar una o dos cosas que sean más grandes que tú mismo y más grandes que los que te rodean, valores que determinarán tus prioridades y guiarán tus acciones.
No se trata de un gran logro, sino simplemente de encontrar la forma de emplear bien tu limitado tiempo.
Y para ello debes levantarte del sofá y actuar, y dedicar tiempo a pensar más allá de ti mismo, a pensar más grande que tú mismo y, paradójicamente, a imaginar un mundo sin ti mismo.
LA RESPUESTA A ESTA PREGUNTA TE DIRÁ
- Qué es lo más importante para ti
- Qué valores deben guiar tus acciones