Un hombre del Renacimiento es aquél que posee la capacidad para llevar a cabo cualquier tarea que intente afrontar y que tiene un amplio conocimiento que abarca muchos campos distintos.
Entre las características más importantes de un hombre del Renacimiento se encuentran el tener un nivel educativo elevado, ser un caballero, estar cultivado en el arte y ser carismático.
Pero por encima de todo, debe hacer todas estas cosas de forma natural.
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Definición de hombre del Renacimiento
Un hombre del Renacimiento es aquél que posee habilidades y talentos de tipo cognitivo, físico y social. Este término surgió durante el Renacimiento a partir de la tradición humanista.
Tradicionalmente, los hombres del Renacimiento eran excelentes filósofos, pero también eran fuertes, apuestos y carismáticos. Es habitual que llamemos a estos hombres “polímatas”.
Principales características del hombre del Renacimiento
Un hombre del Renacimiento se esfuerza en alcanzar la perfección de mente, cuerpo y espíritu. Entre las imágenes más emblemáticas del hombre ideal se encuentra el Hombre de Vitruvio.
Pintado por Leonardo da Vinci, el Hombre de Vitruvio se basó en los escritos de un arquitecto de la antigua Roma llamado Vitruvio.
En sus obras, este arquitecto describía las proporciones del hombre ideal.
Da Vinci partió de esos escritos y los usó como guía para dibujar la imagen que hoy en día se ha convertido en un sinónimo visual de este tipo de hombre.
Un hombre del Renacimiento intenta desarrollar sus capacidades al máximo posible. Posee un amplio conocimiento que abarca diversos campos, así como una experiencia profunda en algunos de ellos.
Ahora bien, es importante no limitarse a ser un mero aficionado, sino que también es necesario profundizar para especializarse en uno o dos campos.
El activo más importante de un hombre del Renacimiento es su amplia base de conocimiento, que puede combinar para formar distintos patrones.
Es capaz de resolver problemas complejos examinándolos desde distintos puntos de vista.
Además, puede aplicar analogías de una disciplina en otra diferente, y también establecer vínculos entre distintas disciplinas.
Tener una amplia base de conocimiento es un activo muy valioso.
Una persona no podrá llegar a saber mucho si se limita a aprender unos pocos hechos aislados: es necesario considerar estos hechos desde una perspectiva más amplia.
Los hechos y el contexto en el que se encuentran, así como las combinaciones de ambos, son lo que nos permite descubrir cómo funciona de verdad el mundo.
Luego podemos aplicar este conocimiento para pensar en nuevas ideas que podamos llevar a la práctica.
En tu mente deberías tener modelos y compararlos con tus experiencias.
Pero no es suficiente con tener sólo unos pocos modelos, sino que deberías tener muchos modelos pertenecientes a distintos campos con el fin de poder usarlos en una gran variedad de situaciones.
Por ejemplo, para el inversor Charlie Munger, los modelos que tenía en su cabeza formaban la base de su estrategia de inversión y lo convirtieron en uno de los hombres más ricos del mundo.
Estos modelos pueden servir como marcos útiles que se pueden aplicar en distintos momentos. Tienes que disponer de múltiples herramientas para poder solucionar problemas.
Y es que como suele decirse, para un hombre que sólo tiene un martillo, todos los problemas parecerán clavos.
Tener múltiples herramientas a tu disposición hará que seas una persona más versátil, capaz de superar distintos desafíos y averiguar nuevas formas de hacer las cosas.
Steve Jobs, probablemente uno de los innovadores modernos más conocidos, compartió sus ideas acerca de lo que hace falta para tener éxito:
“La tecnología por sí sola no es suficiente. Es la combinación de tecnología, artes liberales y humanidades lo que produce los resultados que hacen cantar a nuestros corazones.”
Así que echemos un vistazo a las características que pueden hacer que seas un hombre del Renacimiento:
Educación completa
Los hombres del Renacimiento tienen una educación excelente. Deberían sentirse tan cómodos hablando de matemáticas como de filosofía o sociología.
Hoy en día, puedes aprender como un hombre del Renacimiento estudiando un grado en artes liberales. De esta forma, podrás (y normalmente deberás) estudiar una gran variedad de temas de muchas disciplinas diferentes.
Autodidacta
Los hombres del Renacimiento tradicionales no sólo recurrían a las clases para formarse. De hecho, las universidades eran algo muy raro en aquella época.
Por lo tanto, algunos de los mejores hombres del Renacimiento que ha habido en la historia eran autodidactas.
Hoy en día puedes aprender por tu cuenta investigando por Internet, leyendo libros o escuchando podcasts (que es uno de los métodos preferidos de mucha gente).
Librepensador
Históricamente, los hombres del Renacimiento solían tener ideas controvertidas o incluso peligrosas para su época.
Algunos ponían en cuestión la autoridad de la Iglesia, o creaban obras de arte que iban contra las tendencias de la época.
Propusieron soluciones revolucionarias a los problemas con los que se enfrentaban, y no temían defender sus ideas ante sus amigos y colegas.
Analítico
Un hombre del Renacimiento sabe lo suficiente como para analizar los conceptos desde puntos de vista distintos a los de sus colegas.
Además, son capaces de aplicar ideas procedentes de todos los campos que conocen para así poder desarrollar las suyas.
Mientras que un monómata es un experto en una única cosa, un polímata (es decir, un hombre del Renacimiento) pueden aplicar las ideas que aprendió en filosofía a sus problemas de arquitectura o ingeniería.
Políglota
Los hombres del Renacimiento viajaban por Italia, Francia, España y Gran Bretaña para difundir sus libros y sus obras de arte.
De esta forma, al igual que ocurre con muchos europeos actuales, eran capaces de pasar de forma natural de un idioma europeo a otro.
Sus acentos eran prácticamente perfectos en todas las lenguas que hablaban, y por supuesto podían leer literatura en el idioma en el que estaba escrita originalmente.
Leído
Un hombre del Renacimiento debe ser capaz de hablar en cualquier momento sobre lo último en cuanto a noticias y literatura.
Por ejemplo, es posible que en un evento social le pidan su opinión sobre política, y debe ser capaz de demostrar sus conocimientos de manera elegante e inofensiva.
De forma similar, debería poder aportar sus ideas sobre una nueva novela de una manera que demuestre que se ha esforzado en pensar en ello.
Sociable
Un hombre del Renacimiento debería poder socializar y hacerse amigo de personas de cualquier clase social. Por lo tanto, tendría que sentirse igual de cómodo hablando con los pobres que con un rey.
Sin embargo, los hombres del Renacimiento tienden a socializar con los poderosos, los adinerados y los que tienen buenos contactos.
A los miembros de la clase alta les encanta que les entretenga un hombre del Renacimiento, ya que siempre tendrá una anécdota destacada para compartir sobre cualquier tema.
Deportista
Al tratarse de una persona completa, las impresionantes habilidades de un hombre del Renacimiento no terminan en su intelecto superior.
También destaca en algún deporte de clase alta, como el polo, la vela o el rugby. Además, desde el primer día está por encima de la media en todos los deportes que intenta practicar.
Por ejemplo, hoy en día hay colegios internados (sobre todo en Inglaterra y Escocia) que siguen intentando educar a hombres del Renacimiento animándoles a que compitan entre ellos en uno o más de estos deportes de clase alta.
Valiente
Aunque un hombre del Renacimiento pueda expresar su valentía en los deportes, también se espera de él que luche por su honor y su país siempre que sea necesario.
Muchos de los mayores hombres del Renacimiento de la historia (como Benjamin Franklin) no sólo tenían un intelecto excepcional, sino que también eran guerreros en el campo de batalla.
Carismático
Es posible que a estas alturas no haga falta decirlo, pero los hombres más importantes del Renacimiento eran capaces de cautivar a toda una habitación llena de mujeres embelesadas (y también de hombres).
Aunque hasta ahora he hablado sobre todo de su capacidad intelectual y física, no debemos olvidar que resulta muy difícil decir “no” a un hombre del Renacimiento cuando éste hace uso de su encanto.
Un caballero
Ningún hombre del Renacimiento ha olvidado el arte de cautivar a las mujeres.
Por eso se acordará de abrir las puertas a las señoritas, pedir la mano de una mujer a su padre para casarse con ella, y ser absolutamente encantador al conocer a la madre de su novia.
Una vez que fija sus ojos en una dama, no pasará mucho tiempo antes de lograr cautivarla.
Artista
Los mayores hombres del Renacimiento de la historia eran artistas cuyas obras siguen adornando los muros (y los techos) de los edificios más importantes de Europa. Seguro que te suenan Miguel Ángel y Leonardo Da Vinci.
Pero sus obras de arte no se limitaban a la pintura: muchos hombres del Renacimiento fueron grandes poetas y músicos en su época.
Sofisticado
Para ser un hombre del Renacimiento debes sentirte cómodo al interactuar con muchas culturas diferentes. Por lo tanto, no deberías limitarte a saber cosas de tu propia cultura, sino también del resto de las culturas del mundo.
Cuando conozcas a alguien de Italia, deberías ser capaz de comprender su cultura y charlar sobre ella con esa persona. Lo mismo puede decirse de la gente de Francia, de China o de cualquier otro lugar.
Cosmopolita
Una forma de ser más culto es viajar por el mundo. Si los hombres cultivados del siglo XVII podían viajar por el mundo montados a caballo, no deberías tener ninguna excusa para no viajar en la actualidad.
Esto te permitirá regresar con historias de otros lugares para demostrar tus credenciales como hombre del Renacimiento.
Explorador
Mientras viajan, los hombres del Renacimiento deberían cruzar los límites y explorar más allá del horizonte. Por lo tanto, deberían ir a sitios a los que otros no se atreven.
Deberían poner a prueba sus probabilidades contra los elementos y las formas de vida salvaje más despiadadas.
Según Leon Battista Alberti, un arquitecto italiano del siglo XV, el hombre del Renacimiento ideal “se deleitaba domeñando caballos salvajes y escalando montañas”. ¡Así que escala una montaña tú también!
Inventor
Muchos de los hombres del Renacimiento originales eran inventores. El caso paradigmático fue el de Leonardo Da Vinci, que inventó modelos primitivos de tanques y helicópteros.
Hoy en día, las personas que se consideran hombres del Renacimiento (como Elon Musk y Richard Branson) siguen tratando de inventar cosas nuevas, como coches ecológicos y naves espaciales.
Emprendedor
Algunos de los mayores hombres del Renacimiento de la actualidad son grandes emprendedores.
Por ejemplo, es posible que hayas oído hablar de Charlie Munger, socio inversor junto a Warren Buffett de la firma de inversión Berkshire Hathaway. Munger se considera a sí mismo como un hombre del Renacimiento y un emprendedor.
Natural
Esta característica resulta fundamental. Hasta ahora he listado distintos rasgos que debería tener un hombre del Renacimiento.
Todos ellos son difíciles de conseguir de forma individual (¡imagina ser al mismo tiempo un filósofo, un matemático, un estudioso y un atleta!). Pues además de eso, debes ser capaz de hacerlo todo de forma natural y sin esfuerzo.
De lo contrario, si parece que te esfuerzas demasiado, perderás tu encanto como hombre del Renacimiento.
Baltasar Castiglione describía esta naturalidad en su obra “El cortesano”. En este libro, utilizaba el término “sprezzatura” para hacer referencia a la naturalidad.
Según Castiglione, el hombre del Renacimiento necesita “una facilidad para llevar a cabo acciones difíciles ocultando el esfuerzo consciente que requieren”.
En el siglo XX podríamos haber puesto de ejemplo a James Dean, quien encarnaba sin esfuerzo ese carácter altivo. Y, por supuesto, ¿quién podría pasar por alto a James Bond?
Humilde
A pesar de ser el hombre ideal (masculino, intelectual, encantador y atlético), el hombre del Renacimiento no debe presumir.
Tiene que ser capaz de contar historias sobre sí mismo y sus hazañas de forma discreta, calmada y, sobre todo, sin dar la impresión de ser arrogante.
Ejemplos de hombres del Renacimiento a lo largo de la historia
Algunos ejemplos de hombres del Renacimiento incluyen:
Leonardo Da Vinci
Leonardo Da Vinci es, sin lugar a dudas, del hombre del Renacimiento más famoso de esa época. Fue el hijo ilegítimo de un hombre de clase alta de Florencia, y pronto demostró aptitudes para la pintura.
A los 14 años, Da Vinci se convirtió en aprendiz del pintor Verrocchio. Éste le animó a estudiar anatomía y química para mejorar sus obras pictóricas.
Gracias al estudio de la anatomía, Da Vinci aprendió a pintar formas humanas. Y mediante la química, aprendió a crear paletas de colores para sus pinturas.
Aunque Da Vinci es conocido sobre todo por su cuadro de la Mona Lisa (que hoy en día está expuesto en el Louvre de París), este hombre del Renacimiento fue mucho más allá.
Da Vinci estuvo muy interesado en la filosofía humanista, la historia del arte, la ingeniería y la ciencia.
También se dice que era un hombre apuesto que se esforzaba en mantener un buen estado de forma.
Sir Winston Churchill
Aclamado como el salvador de los aliados durante la Segunda Guerra Mundial, Churchill es conocido sobre todo por guiar a una Gran Bretaña devastada por la guerra durante sus momentos más oscuros.
Sin embargo, fue mucho más que una gran mente militar. Se dedicó a la política y le eligieron dos veces como Primer Ministro del Reino Unido.
Además, fue confidente de la Reina, novelista e historiador. En sus días de juventud también era conocido por ser un gran deportista. Y durante sus últimos años demostró ser un talentoso pintor.
Thomas Jefferson
Es posible que conozcas a Thomas Jefferson sobre todo por ser un presidente de Estados Unidos.
Sin embargo, como ocurre con todos los buenos hombres del Renacimiento, Jefferson probó suerte en muchos campos distintos, y destacó en todos ellos.
Le interesaban la horticultura, la arquitectura y la arqueología. También fundó una universidad, demostrando su gran interés por las actividades intelectuales.